La
investigación sobre este importante sistema para la vida fue de gran
valor para el comité del Premio Nobel en Estocolmo. Y por esta
razón, le fue otorgado este año la distinción en Medicina y
Fisiología. Tres investigadores pueden alegrarse: los
estadounidenses James Rothman de la Universidad de Yale en New Haven
y Randy Schekman de la Universidad de California en Berkeley, así
como también el alemán Thomas Südhof. Con fundamento, dice Ann
Wehman: “Los tres son realmente los 'big players' en este campo de
la ciencia.”
Thomas
Südhof es originario de Gotinga dónde estudió medicina y además
hizo un doctorado en química biofísica. Ya con 27 años recibió el
titulo de doctor en Medicina. Posteriormente emigró a los Estados
Unidos dónde actualmente realiza investigaciones en la californiana
Universidad de Standford.
“Es
un científico que trabaja arduamente”, dice Susanne Schoch
McGovern de la Universidad Clínica de Bonn, quién trabajó 5 años
con Südhof en los Estados Unidos. “Tiene una excelente memoria y
está generando permanentemente nuevas idea para impulsar su campo de
investigación. Y él se da por completo a sus investigaciones.”
Schoch
McGovern se imaginaba que algún día su antiguo jefe recibiría el
Premio Nobel. Él, en cambio, pensaba poco en esta posibilidad. Y es
que cuando el comité del Premio Nobel lo llamó para darle la
noticia, el preguntó: “¿Me esta diciendo la verdad?”
Südhof
ganó el Premio Nobel junto con sus colegas James Rothman y Randy
Schekman.
Tan
rápido como un rayo
Südhof
enfocó su trabajo en la cuestión acerca de cómo las células
nerviosas en el cerebro comunican unas con otras. Aquí juega el
neurotransmisor un papel importante. Estas son sustancias químicas
que son producidas y almacenadas por las células nerviosas. Las
''burbujas'' abarrotadas con neurotransmisoras están a disposición
para poder ser vaciadas al producirse una señal eléctrica. Si las
células nerviosas vierten neurotransmisores, entonces reacciona la
célula vecina y esta vierte neurotransmisores del mismo modo. Así,
en un efecto dominó, se multiplica la señal.
Con
estos fundamentos bioquímicos esta basado nuestro cerebro. “Uno
tiene que reflexionar solamente como trabaja nuestro cerebro”, dice
Ann Wehman. “Todo esto pasa en milisegundos, es decir de forma muy
rápida.” Südhof descubrió como las células regulan este proceso
de una forma muy rápida para que nada falle.
El
ejemplo del tétanos
Las
consecuencias, cuando este proceso en la célula esta destruida, las
demuestra la enfermedad infecciosa del tétanos. En ella las
bacterias liberan una sustancia tóxica proveniente de la herida.
Esto impide que las células nerviosas puedan verter sus
neurotransmisores y se refleja en calambres musculares. Y como la
respiración muscular no obedece mas, el paciente se asfixia.
“La
liberación de neurotransmisores es la forma principal como se
comunican las células nerviosas”, dice Susanne Schoch McGovern.
“Las alteraciones de esta comunicación – uno mas o uno menos –
pueden desarrollar un fundamento para enfermedades neurológicas.”
Thomas
Südhof provocó cambios genéticos en ratones, de tal forma que en
ellos ya no funcione el sistema de transporte de células. Como
consecuencia, los animales sufrían ataques epilépticos y adoptaban
un comportamiento típico de los autistas o pacientes
esquizofrénicos.
Como
en el caso del conductor de bus que moviliza niños a la escuela, en
el transporte de sustancias entre las células son muchas las fallas
que pueden ocurrir.