La inmunóloga y viróloga Margarita del Val. / CMB-CSIC
Quedamos en el exterior, nos sentamos a dos metros de distancia y en ningún momento nos quitamos las mascarillas. Entrevisté a la viróloga e inmunóloga Margarita del Val (Madrid, 1959) a mediados de septiembre, en un momento en que la situación epidemiológica en Madrid era preocupante. “Me temo que no es la peor semana, todas las siguientes van a ser peores, no te preocupes”, me dijo para tranquilizarme. El mismo día que nos encontramos, pero del año 2009, recuerda perfectamente que la curva de la gripe A empezó a subir. “No es que yo tenga una bola de cristal”, repite en más de una ocasión para despojar de magia sus predicciones.
En España, Del Val fue una de las primeras personas en dar la voz de alarma sobre lo que estaba a punto de acontecer:
“Tendríamos que haber reaccionado en cuanto Italia entró en colapso”, asegura. Antes de que el Gobierno español decretase por primera vez el estado de alarma, la investigadora del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa (CBMSO-CSIC) colgó un artículo en su blog en el que advertía del crecimiento exponencial de los contagios, así como de la necesidad de cuarentenas, trazados de contactos y medidas de contención para reducir la velocidad de propagación del nuevo virus. Su mensaje se hizo viral.
De nuevo le quita importancia: “Tampoco era yo tan visionaria, ¿eh?”.
“Los seres humanos hemos vuelto a creernos que somos el centro del universo y que somos muy potentes, pero este pequeño virus nos está mostrando lo vulnerables que somos”
Margarita del Val coordina la plataforma Salud Global que el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) puso en marcha el mismo día que la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró la pandemia de coronavirus, una estructura que agrupa a más de 300 grupos de investigación de toda la geografía española.
“Aquí [el desafío] es enfrentarse claramente a la epidemia de coronavirus, pero con vocación de futuro, porque puede haber más retos de salud, como otras epidemias, la resistencia a antibióticos o nuevas infecciones por el calentamiento global”, cuenta con pasión sobre los desafíos de ‘una salud’ que englobe a humanos, animales y entorno.
Pero, a pesar de la perspectiva global de estos retos de salud, en esta pandemia ha habido líderes políticos, como el estadounidense Donald Trump, que han señalado al país de origen del virus como los culpables de su existencia.
“¿Por qué están surgiendo en China? No porque los chinos sean unos irresponsables. Si se hace un círculo que englobe India, China e Indonesia, ahí está la mitad de la población mundial y esa densidad tan alta y su rápido nivel de desarrollo favorecen claramente la transmisión”, comenta Del Val sobre el inicio de una pandemia, que ha emergido en el mundo de la superpoblación, la emergencia climática y la globalización. “Los seres humanos hemos vuelto a creernos que somos el centro del universo y que somos muy potentes, pero este pequeño virus nos está mostrando lo vulnerables que somos”.
El virus no nos afecta a todos por igual
Aunque todos seamos vulnerables al nuevo virus, este no afecta igual a todo el mundo. Del Val es directa: “No se le puede pedir lo mismo a unos que a otros. El que trabaja en casa y se ha aislado de todo el mundo y tenía unos medios tecnológicos fantásticos, ¡claro que se ha contagiado menos! Pero no ha sido por sus méritos. El que se ha contagiado mucho no ha sido por sus errores, es porque la situación no le estaba apoyando para casos de pandemia”.
“Si a la sociedad le duelen las personas con menos recursos, tiene que cuidar de ellas”
La científica recurre a la etimología de la palabra epidemia para reforzar su idea: enfermedad de la sociedad. “Si a mí me duele la garganta yo no me olvido y paso de ella, la tengo que curar. Si a la sociedad le duelen las personas con menos recursos, tiene que cuidar de ellas”, subraya.
Una de las preguntas que se hacen muchos es hasta cuándo tendremos que tener cuidado. ¿Cuánto queda para el final de esta pandemia? Por su parte, Del Val está plenamente concienciada: “Prefiero estar preparada para varios años y que luego sea más corto, porque las fuerzas las tienes que ir reservando”, contesta.
Ella lo compara con tener hijos: “Hay gente que lo ve como una cosa tremenda porque no va a poder quedar con los amigos, ir al cine o salir. Bueno, es cierto que eso lo vas a limitar durante unos años, pero los hijos crecen y eso vuelve. Los hijos también son un reto y… es un reto del que uno sale enriquecido”. Su recomendación es tomárselo como otra etapa más de la vida.
A las futuras científicas: “Os necesitamos a todas”
Margarita del Val se aplica el mantra de disfrutar del momento y no preocuparse por lo que echa de menos. En sus últimas vacaciones, en verano, pasó unos días en el campo para priorizar los espacios abiertos y estar todo el día al aire libre.
“La ciencia es muy bonita. Para las mujeres puede que sea un poco más difícil, pero nosotras somos las que lo vamos a cambiar”
La científica cuenta que el viaje en coche hacia el destino lo hizo en compañía de su marido y su hijo. Como este último no estuvo confinado con ellos, hicieron el trayecto con las mascarillas puestas. “Hay que pensar en cada momento: ¿hay una alternativa sencilla y que tenga un efecto potente? Pues si la hay, la tomo”.
Al final de la entrevista, Del Val quiere mandar un mensaje a las nuevas generaciones, sobre todo a las niñas a quienes les guste la ciencia. Solo comenzar con su discurso se le rompe la voz. Se emociona: “Fíjate tú qué tontería”. Pero no puede evitar que le dé pena, dice, que las mujeres no comiencen carreras de investigación.
“La ciencia es muy bonita. Para las mujeres puede que sea un poco más difícil, pero nosotras somos las que lo vamos a cambiar”. Ya parece inevitable, vuelve a emocionarse. Pero coge aire y antes de terminar verbaliza: “Os necesitamos a todas”.
Fuente:
SINC
Derechos: Creative Commons
No hay comentarios:
Publicar un comentario