Margarita Salas falleció el pasado 7 de noviembre. / CSIC
El año 2019 termina con varias pérdidas en la ciencia y divulgación española, como Margarita Salas, Eduard Punset y Antonio López Campillo. También grandes científicos internacionales del campo de la física, la química y la botánica aparecen en este artículo, además del extraño asesinato de la estadounidense Suzanne Eaton.
Sydney Brenner, el nobel de C. elegans
(13 de enero de 1927 – 5 de abril de 2019)
Brenner nació en Gérmiston, una pequeña ciudad sudafricana, y desde pequeño dio señales de una inteligencia que le permitieron entrar a la universidad de Medicina con tan solo 15 años. Unos años más tarde se licenció y trabajó en prestigiosas instituciones como la Universidad de Cambridge (Reino Unido) o el Instituto Salk en San Diego (Estados Unidos).
Uno de sus grandes descubrimientos fue la del ARN mensajero, una molécula intermediaria que lleva la información de los genes a las proteínas. Pero fueron sus trabajos con el gusano C.elegans los que le dieron el Premio Nobel de Medicina en 2002.
Este pequeño invertebrado se ha usado desde entonces como animal modelo en muchas investigaciones sobre la biología del desarrollo y la genética debido a su morfología sencilla y transparente y ha propiciado muchos de los descubrimientos de estos ámbitos. Murió el pasado abril a los 92 años.
David J. Thouless y los núcleos atómicos
(21 de septiembre de 1934 – 6 de abril de 2019)
El físico británico David J. Thouless, que recibió el nobel de física en 2016, murió a los 84 años. Sus investigaciones se centraron en los fenómenos de superconductividad y las propiedades de los núcleos atómicos.
En los años 70 usó junto a Michael Kosterlitz la topología, una rama de las matemáticas, para describir las fases de transiciones de la materia. Este procedimiento hizo que les otorgasen el premio de la academia sueca.
Thouless fue miembro de la Royal Society, de la American Physical Society, la Academia Estadounidense de las Artes y las Ciencias, y miembro de la Academia Nacional de Ciencias de EE. UU.
Recibió el Premio Wolf de Física en 1990.
Nils John Nilsson, el pionero de la inteligencia artificial
(6 de febrero de 1933 – 22 de abril de 2019)
Nilsson fue un científico estadounidense considerado uno de los fundadores de la inteligencia artificial (IA) gracias a sus contribuciones en la investigación, planificación, representación del conocimiento y la robótica.
Formó parte del equipo que en 1968 construyó a ‘Shakey’, un robot que fue capaz de formar un modelo de su entorno a partir de datos obtenidos por un sensor. Este hito tuvo gran influencia en el desarrollo de tecnologías posteriores.
Pero su labor en IA es ampliamente reconocido por inventar el algoritmo de búsqueda ‘A*’ y el STRIPS (Stanford Research Institute Problem Solver), un generador de planes automatizado que sigue siendo la base de muchos algoritmos. Murió a los 86 años.
Paul Greengard y la dopamina
(11 de diciembre de 1925 – 13 de abril de 2019)
El neurocientífico estadounidense nació en Nueva York y, con solo 17 años, participó en la Segunda Guerra Mundial como técnico en electrónica en los sistemas de aviso contra los aviones japoneses.
Cuando se licenció en matemáticas y física, decidió tomar el camino de la biofísica en lugar del de la fabricación de armas nucleares por el que se decantaron la mayoría de sus colegas.
Sus estudios se centraron en el funcionamiento de las neuronas y sus conexiones, la sinapsis. En concreto, descubrió cómo la dopamina y otros neurotransmisores transmitían su mensaje dentro de las células cerebrales, lo que le valió el Nobel de Fisiología en el año 2000.
Utilizó el dinero del galardón para crear un premio para mujeres científicas en la investigación biomédica e impulsar sus carreras. Falleció el pasado abril a los 93 años.
Fernando Reinoso, el primer español que publicó en Science
(17 de marzo de 1927 – 5 de mayo de 2019)
Fernando Reinoso, fallecido a los 92 años, fue un neurocientífico español que se especializó en las conexiones neuronales.
Nació en la Alpujarra granadina y se licenció en la facultad de Medicina en esa misma comunidad. Tras ser catedrático en varias universidades españolas, se convirtió en el primer español en escribir en la prestigiosa revista científica Science.
Durante sus últimos años de vida, sus investigaciones se centraron en las bases neuronales del ciclo de vigilia y sueño y se dedicó a promocionar la docencia y la investigación de neurociencia en España e Iberoamérica.
Antonio López Campillo, el divulgador ‘hereje’
(1925 – 7 de mayo de 2019)
El científico, divulgador y escritor gaditano murió con 94 años. Estudió Ciencias Químicas en la Universidad Complutense de Madrid. Posteriormente se exilió a París donde se doctoró en la Universidad Sorbona en ciencias físicas. Allí también estudió sociología.
Tras unos años trabajando como científico en Francia, volvió a España e intervino en varios programas televisivos de divulgación, por ejemplo, en ‘La isla del tesoro’ y ‘Cerebro y máquina’.
Además de escribir en algunos periódicos, publicó varios libros de diferente temática, como ‘Curso acelerado de ateísmo’ y ‘La ciencia como herejía’.
Eduard Punset, el divulgador estrella
(9 de noviembre de 1936 – 22 de mayo de 2019)
El famoso escritor y divulgador científico catalán falleció a la edad de 82 a causa de un cáncer de pulmón. Se graduó en Derecho y obtuvo un máster en Ciencias Económicas. Escribió en grandes medios como la BBC o The Economist. También fue político y llegó a ser Ministro para las Relaciones de las Comunidades Europeas durante la presidencia de Adolfo Suárez.
Posteriormente ejerció como asesor económico de Europa del Este tras la caída del Muro de Berlín, pero sobre todo fue reconocido por su labor divulgativa a través de su programa de televisión Redes que transmitió TVE desde 1996 hasta 2014.
Como divulgador, Punset escribió numerosos libros y publicaciones de economía y ciencia, pero también de autoayuda y crecimiento personal por los que recibió numerosas críticas. Aun así, es reconocido como uno de los grandes divulgadores españoles.
Murray Gell-Mann y los quarks
(15 de septiembre de 1929 – 24 de mayo de 2019)
El pasado 24 de mayo falleció Murral Gell-Mann, científico estadounidense que recibió el Premio Nobel de Física en 1969 por sus descubrimientos sobre partículas elementales.
El investigador es conocido por poner nombre a los ‘quarks’, única partícula subatómica que interaccionan con las cuatro fuerzas fundamentales: gravedad, electromagnetismo, interacción nuclear fuerte y débil). El nombre fue tomado de la novela Finnegans Wake, de James Joyce.
Gell-Mann también se interesó por la ‘cadena de relaciones’ que conectaba las leyes universales de la física con sistemas complejos como la economía y la cultura humana. Precisamente, en su libro El quark y el jaguar, describió “esos dos aspectos de la naturaleza: por un lado, las leyes físicas subyacentes de la materia y el universo, y por otro, el rico tejido del mundo que percibimos directamente y del que formamos parte”.
Mitchell Feigenbaum y las reglas del caos
(19 de diciembre de 1944 – 30 de junio de 2019)
El físico y matemático estadounidense murió a los 74 años a causa de un infarto de miocardio.
Descendiente de inmigrantes judíos polacos y ucranianos, se doctoró en física y trabajó en el Laboratorio Nacional de los Álamos. Se dedicó principalmente a buscar las ‘reglas’ en la teoría del caos y fue quien descubrió los llamados números de Feigenbaum, dos constantes que aparecen en sistemas físicos y matemáticos que tienen un comportamiento irregular.
En 1983 fue galardonado por la Fundación MacArthur y en 1986 recibió el prestigioso Premio Wolf en Física.
Suzanne Eaton, asesinada
(23 de diciembre de 1959 – 2 de julio de 2019)
Eaton fue una científica y profesora de biología molecular estadounidense cuyo extraño asesinato este verano aún no se ha resuelto.
Sus investigaciones se basaban en la biología del desarrollo y usaba como modelo la mosca de la fruta Drosophila melanogaster. También fue una de las líderes que fundaron el Instituto Max Planck de Biología celular, molecular y Genética en Dresde, Alemania.
La bióloga desapareció el 2 de julio, tras ser vista tocando el piano en el vestíbulo del hotel en Creta donde asistía a una conferencia. Unos días después la policía griega encontró su cadáver asfixiado dentro de un búnker abandonado de la Segunda Guerra Mundial.
Judit Bar-Ilan y la estadística de la ciencia
(1958 – 16 de julio de 2019)
Judit Bar-Ilan fue una matemática israelí. Sus investigaciones se centraron en el ámbito de la informetría, la búsqueda y recuperación de información e internet.
Realizó numerosos estudios sobre la cuantificación de las publicaciones académicas, citaciones y revisiones por pares y buscó vías alternativas a este sistema de la evaluación del impacto y la visibilidad de los artículos.
Su labor fue reconocida cuando se le otorgó la Medalla Derek de Solla Price. Murió a los 61 años.
Luis Ruiz de Gopegui y la llegada a la Luna
(16 de febrero de 1929 – 6 de agosto de 2019)
El físico y escritor madrileño falleció el pasado verano a los 90 años de edad. Licenciado en Ciencias Física, trabajó durante casi 30 años en las estaciones de la NASA de Fresnedillas de la Oliva, varios de ellos como su director. Desde allí siguió de cerca y colaboró en la mítica misión Apolo 11 que llevó a los primeros seres humanos a la Luna.
Durante una entrevista con Sinc que se publicó un par de semanas antes de su fallecimiento Gopegui recordó varias anécdotas. En una de ellas explica cómo, durante las horas previas al alunizaje, un incidente en la estación madrileña puso en peligro la comunicación de la misión. “Tuvimos que buscar dinero para reponer una pieza de la antena”, reconoció casi con vergüenza.
También publicó numerosos libros, como el ensayo Cibernética de lo humano, donde reflexiona donde el libre albedrío y novelas y relatos infantes como Seis niños en Marte, protagonizado por sus nietos.
Kary Mullis, el bioquímico negacionista
(28 de diciembre de 1944 – 7 de agosto de 2019)
Kary Mullis fue un bioquímico estadounidense que desarrolló una de las técnicas más importantes de la biología molecular, la reacción en cadena de la polimerasa (PCR, por sus siglas en inglés).
Este método revolucionó el campo y es usado a diario en los laboratorios para multiplicar las muestras de ADN. Se usa en la identificación del origen de muestras de sangre o saliva en la ciencia forense, para secuenciar genes humanos y de otros organismos en las ciencias biomédicas o en el ámbito de la biología evolutiva. Gracias a ella, obtuvo el Premio Nobel de Química en 1993.
Aunque fue un científico muy reconocido, también fue muy polémico al negar en repetidas ocasiones el cambio climático. También desechaba la idea de que el VIH causa el sida y afirmaba creer en la astrología. Murió a los 74 años víctima de una neumonía.
Montserrat Soliva Torrentó y la agricultura sostenible
(1 de enero de 1943 – 15 de septiembre de 2019)
Montserrat Soliva Torrentó fue una científica catalana que se centró en las investigaciones para la agricultura y la protección del medioambiente.
Se licenció en Ciencias Químicas y fue profesora en la Escuela Superior de Agricultura de Barcelona.
Constituía una de las máximas autoridades en el ámbito del compostaje, la materia orgánica procedente de residuos agrícolas que son tratados para acelerar su descomposición y ser utilizados como fertilizante.
De esta forma, su tarea se basó en preservar los suelos e incrementar la productividad agraria.
En 2012 recibió el premio Medio Ambiente a la trayectoria investigadora de la Generalitat de Cataluña. Murió este pasado septiembre a los 76 años.
Robert Provine, el psicólogo de la risa
(11 de mayo de 1943 – 17 de octubre de 2019)
El psicólogo y neurocientífico nacido en Oklahoma (Estados Unidos) investigó durante una década el fenómeno de la risa desde el desarrollo embriológico del sistema nervioso.
En uno de sus estudios halló que normalmente los seres humanos no se ríen a causa de un momento de humor sino que lo hacen sobre todo para estrechar lazos sociales. Trabajó con la prestigiosa neuróloga italiana Rita Levi-Montalcini.
Fue un gran defensor de la divulgación científica y apareció en televisión y otros medios en numerosas ocasiones, incluido en el programa Redes de Eduard Punset.
Murió a los 76 años víctima de un cáncer linfático.
Victoria Ann Funk, la botánica internacional
(26 de noviembre de 1947 – 22 de octubre de 2019)
Victoria Ann Funk fue una prestigiosa botánica estadounidense que trabajó en el Herbario Nacional de Estados Unidos, de la institución Smithsonian. De hecho, las iniciales V.A.Funk se emplean para indicarla como autoridad en la descripción y clasificación científica de las plantas.
Realizó expediciones botánicas por todo el mundo, donde recogió más de 12.000 especímenes.
Sus investigaciones se centraron en la evolución y la biogeografía de las plantas de las tierras altas de América del Sur y trabajó en lugares cuya flora es muy poco conocida, como en el Volcán Arenal en Costa Rica.
Murió a los 71 años.
Bogaletch Gebre, la microbióloga activista
(Inicios de 1960 – 6 de noviembre de 2019)
‘Boge’ Gebre fue una importante microbióloga etíope y activista en contra de la mutilación genital femenina, procedimiento que sufrió cuando tenía 12 años.
Su padre le prohibió tener una educación, pero se escapó de su casa y asistió a una escuela misionera. Unos años más tarde logró estudiar microbiología y fisiología en Jerusalén y en la Universidad de Massachusetts Amherst (Estados Unidos) gracias a una beca.
En este país creó la organización benéfica ‘Desarrollo a través de la educación’ para impulsar las escuelas secundarias y universidades de Etiopía. Cuando obtuvo su doctorado en epidemiología, volvió a su país de origen donde fundó, junto a su hermana, KGM Etiopía para proteger los derechos de las mujeres.
La organización se centró en la prevención de la mutilación genital femenina y de los secuestros de mujeres jóvenes para forzarles al matrimonio, ambas prácticas comunes en la zona. En 2010 fue considerada por el periódico ‘The Independent’ como “la mujer que comenzó la rebelión de las mujeres etíopes”.
Murió a la posible edad de 66 años.
Margarita Salas, la gran dama de la ciencia española
(30 de noviembre de 1938 – 7 de noviembre de 2019)
No podíamos dejar fuera de la lista a la famosa bioquímica asturiana, que murió a los 80 años en Madrid. Fue licenciada en Ciencias Químicas y discípula de Alberto Sols y Severo Ochoa. Fue una de las grandes científicas del siglo XX que impulsó la biología molecular en España.
Gracias a ella, CSIC obtuvo la patente más rentable de la historia cuando aisló la enzima phi29 ADN polimerasa y marcó el comienzo de aplicaciones innovadoras para las pruebas de ADN.
Recibió numerosos galardones a lo largo de su trayectoria. Uno de los últimos, fue el Premio al Inventor Europeo de 2019 y la Medalla Echegaray de la Real de la Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales. Otros galardones fueron la Medalla Mendel, el Premio Rey Jaime I, el Premio Nacional Ramón y Cajal y el Premio L’Oreal UNESCO.
En una entrevista publicada el año pasado en Sinc, Salas hablaba de su interés en seguir trabajando en el laboratorio y nos confesaba su sueño para la ciencia española: “Dinero. Ahora mismo es un desastre, y el dinero es la mejor forma de demostrar que se valora la ciencia”.
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