viernes, 3 de febrero de 2023

Nueva generación de astronautas españoles

 

Sara García y Pablo Álvarez algún día podrían viajar al espacio. / Wearbeard

Sara García nació el 10 de enero de 1989 en León, la misma ciudad donde un mes antes vino al mundo Pablo Álvarez. Quien los iba a decir que ambos formarían parte del cuerpo de astronautas de la Agencia Espacial Europea (ESA).

“Las vallas de nuestros colegios en el barrio de Pinilla están a cinco metros, nos habremos cruzado mil veces”, comenta Pablo, “aunque nos hemos conocido durante el proceso de selección”.

Los dos realizaron sus estudios universitarios en la Universidad de León: Pablo se graduó en Ingeniería Aeronáutica y Sara en Biotecnología.

Tras finalizar sus estudios, él hizo un máster en la Universidad Tecnológica de Varsovia, en Polonia. Empezó a trabajar para Airbus en 2012, donde tuvo la oportunidad de trabajar en muchos tipos de aviones (como el Airbus 330 y el 350) y programas espaciales, como en el rover ExoMars de la ESA desde el Reino Unido.

Por su parte, ella se doctoró en la Universidad de Salamanca en Biología Molecular enfocada al cáncer y la medicina traslacional. Actualmente trabaja en el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), donde dirige un equipo enfocado al descubrimiento de nuevos fármacos frente al cáncer de pulmón y del páncreas.

Ambos practican deporte: Pablo ha completado varias medias maratones y triatlones, y hace ciclismo y senderismo, mientras que Sara ha hecho yoga, crossfit, Krav Magá (arte marcial israelí), puénting y paracaidismo.

Tras un duro proceso de selección, a finales de noviembre de 2022, la ESA dio a conocer el nombre de sus cinco nuevos astronautas de carrera, entre los que figuraba Pablo; más doce en reserva, grupo del que forma parte Sara.

Como astronauta titular, Pablo comienza en abril de 2023 un entrenamiento de dos años en Colonia (Alemania). Tras completar esta fase, se sumará al cuerpo de astronautas de la Agencia Espacial Europea y esperará a ser asignado como reserva de una misión primero y, luego, a una tripulación principal, un proceso que llevará varios años.

Por su parte, Sara, como astronauta reserva, podrá mantener su actual puesto de trabajo en el CNIO, que compaginará con las pruebas para la ESA. Quien sabe si cualquiera de los dos algún día viajará a una estación espacial, la Luna o más allá.

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